El ojo es uno de los órganos más importantes para relacionarnos con el mundo exterior. Por eso, la pregunta tantas veces repetida de a cuántos FPS ve el ojo humano, se repite muchas veces. Entusiastas de la biología o fanáticos de la tecnología y los videojuegos, todos en algún momento pueden haberse hecho esta pregunta.
La respuesta no es simple, porque depende de muchos aspectos, pero las investigaciones y casos indican que 24 FPS es el mínimo que percibimos para detectar el movimiento en pantalla. Posteriormente, cada individuo tiene la capacidad de interpretar un mayor número de fotogramas por segundo. ¿Qué quiere decir esto? Vamos a sumergirnos en el mundo de los videojuegos y el contenido multimedia, para responder a cuántos FPS ve el ojo humano.
Índice
Tasa de refresco y monitores
En el mundo de los videojuegos y el contenido multimedia, la tecnología se ha decantado por los monitores con alta tasa de refresco. Esto es debido a que son dispositivos que nos permitirán ver cientos de fotogramas por segundo, sin que queden imágenes residuales.
Un FPS es la unidad con la que se mide la cantidad de fotogramas que un dispositivo genera o procesa en 1 segundo. Los videojuegos y aplicaciones utilizan mucho esta unidad, para venderse al público como propuestas fluidas y dinámicas. A más FPS, mayor cantidad de fotogramas. Además de los FPS, están las tasas de refresco de los monitores que se miden en Hz (herzios). Esto indica cuantas veces se actualiza la imagen del panel por segundo, de esta manera sabemos cuántas imágenes diferentes muestra la pantalla en ese segundo.
A cuántos FPS ve el ojo humano en los videojuegos
La pregunta acerca de los FPS y los videojuegos, y cómo lo perciben nuestros ojos, se ha vuelto muy reiterada a causa del avance tecnológico. Hoy muchos videojuegos utilizan motores capaces de mostrar más de 120 fotogramas por segundo. Esto es reciente, ya que en el pasado, disfrutar de un videojuego a 60 FPS ya era todo un lujo.
Los motores de videojuegos fueron avanzando, y hoy tienen una gran capacidad. El proceso de creación comienza en el procesador central del CPU, luego la tarjeta gráfica renderiza y colorea aplicando texturas y filtros. Este proceso de creación de fotogramas, ha ido evolucionando y mejorando notablemente las capacidades de ordenadores y consolas de videojuegos. En el pasado, los dispositivos limitaban a 30 o 60 FPS los juegos, porque los recursos se utilizaban tanto para el fotograma como para las físicas y otras funciones del juego. Hoy, la potencia de cada componente ayuda a brindar experiencias de juego increíbles que pueden reflejarse en títulos corriendo a 120 FPS.
En teoría, incluso podríamos tener FPS infinitos. Pero esto requiere monitores con altas tasas de refresco para poder mostrar esa cantidad de fotogramas y no quedar con imágenes residuales entre un cambio y otro. Cuando los FPS son fluidos, lo que vemos en pantalla es una transición suave y natural. ¿Pero cómo influye aquí nuestro componente orgánico? El ojo humano.
Los límites del organismo
El ojo humano comienza a percibir movimiento, y no una sucesión de imágenes estáticas, a partir de los 24 FPS. Como bien dijimos al principio de la nota, esto es el mínimo que nuestro cerebro y nuestros ojos requieren para hacer todo el proceso de lectura que termina reflejando el movimiento. Pero hay personas que tienen una mayor capacidad de percepción, lo que les permitirá ver con mayor detalle y fluidez el cambio entre un fotograma y otro, y quienes lo p1ercibirán menos.
Los juegos de disparos, o shooters, son títulos de movimiento rápido en donde las altas tasas de fotogramas son más evidentes. Una tasa alta de refresco ayuda, en estos juegos, a una fluidez y naturalidad mucho más lógica en el juego. Si tuviéramos una tasa de refresco baja, percibiríamos los movimientos de manera tosca.
El cerebro y su importancia para entender a cuántos FPS ve el ojo humano
El ojo es el órgano que recibe el estímulo externo, pero “la visión”, es un proceso de interpretación que hace nuestro cerebro. La luz entra por nuestros ojos de forma constante y nuestros dos ojos trabajan enviando diferentes señales al cerebro para convertirla en efectos de profundidad y en la información que percibimos. El ojo ve movimiento y cómo la luz se refracta en distintos elementos del mundo, y nuestro cerebro lo interpreta con el consciente e inconsciente.
Este proceso lleva un tiempo, y si bien no se ha determinado una velocidad máxima, sabemos que a partir de los 24 FPS ya se consigue sensación de movimiento. Luego, la capacidad física será la que determine que personas tienen mayor capacidad para percibir estos movimientos. A medida que aumenta la tasa de fotogramas por segundo, será más fluido, dinámico y perceptible un movimiento rápido. De lo contrario, veremos saltos, tropiezos y transiciones bruscas.
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