¿Qué es doxear y cómo protegerse del doxing?

doxing

La cuestión de la privacidad en Internet no es ninguna broma. A la mayoría de usuarios nos preocupa en mayor o menor medida mantener a salvo nuestra identidad y nuestros datos personales. Sin embargo, muchas veces, sin saberlo, vamos dejando pistas que otras personas pueden usar en contra de nosotros para doxear.

Pero, ¿qué es doxear? ¿Y por qué debería preocuparnos? El doxing (también escrito doxxing) es una palabra inglesa que se usa para describir una actividad que se podría englobar dentro de la categoría de ciberacoso. Consiste en publicar online información privada y personal de otros usuarios, obviamente sin su permiso, con la intención de intimidarlos o avergonzarlos.

Esta palabra proviene de la abreviatura dox, que en inglés se usa para decir «documentos». Lo cierto es que doxear es una práctica tan antigua como el propio ser humano, una forma de exponer información privada de otros para humillarles, dejarles en evidencia o incluso chantajearles. Lo que sucede es que hoy, gracias a Internet, esto se puede hacer de forma más sencilla y además conseguir un mayor alcance.

Los primeros hackers los que empezaron a usar las redes para «lanzar dox», es decir, publicar datos privados de otros como forma de venganza. Por desgracia, a día de hoy, doxear se ha convertido en una práctica muy habitual en Internet. Una actividad reprobable que puede llegar a arruinar la reputación, la carrera profesional e incluso la vida personal de mucha gente.

Las terribles consecuencias del doxing

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Doxear implica investigar a fondo a una persona y extraer información privada que, en muchos casos, ella misma ha facilitado en algún momento en algún lugar de Internet. Después, esta información puede ser usada para ejercer una forma de violencia psicológica cuyas consecuencias pueden llegar a ser muy graves.

Un ejemplo sencillo: Muchas personas usan un nickname, un alias o pseudónimo, para sus actividades en foros o en redes sociales. De este modo se sienten más seguros y más libres a la hora de expresar sus opiniones. Pero si alguien se dedica a doxear sus datos privados y logra desvelar su nombre, su domicilio particular o incluso su número de teléfono, esa persona se ve obligada a desaparecer de internet.

Y eso en el mejor de los casos. Otras veces, se puede llegar a situaciones extremas como las siguientes:

  • Ciberacoso y humillación pública.
  • Ciberbullying.
  • Pérdida de trabajo o perjuicio profesional.
  • Problemas familiares, rupturas de pareja.
  • Robo de identidad.
  • Daños psicológicos (que en ocasiones conducen a depresiones y suicidios).
  • Agresiones físicas y hostigamiento.

Así funciona el doxing

Muchas veces pensamos equivocadamente que estamos a salvo de este tipo de prácticas tomando algunas precauciones simples, como no utilizar un nombre real ni publicar datos en la red que puedan llevar a identificarnos públicamente. Lamentablemente, eso no es suficiente, ya que ciertos usuarios saben emplear muchos métodos y trucos para doxear a una persona. Estas son algunas de sus técnicas de rastreo:

  • Conexión WiFi. Un buen hacker sabe cómo interceptar fácilmente una conexión a Internet y obtener nuestros datos en tiempo real, sobre todo los sitios web que visitamos. En el peor de los casos pueden acceder a nuestros nombres de usuario y contraseñas.
  • Metadatos de archivos. Algo tan inocente como un documento de Word elaborado desde nuestro ordenador puede proporcionar mucha información acerca de nosotros. Un experto en doxing puede averiguar quién, cuándo y dónde lo creó y editó. Lo mismo sucede con una fotografía que hemos tomado con el móvil, que incluso puede llegar a revelar el modelo de smartphone y (si estaba activado el GPS), el lugar donde se usó.
  • Espionaje de IP. Un buen pirata informático es capaz de introducir en nuestro equipo un código invisible llamado IP logger. Este puede entrar en forma de un inocente mensaje y, una vez dentro, desvelar nuestra dirección IP.

¿Doxear a alguien es legal o ilegal?

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La respuesta a esta pregunta depende de un hecho simple: si la información expuesta ya había sido publicada antes por la víctima, no se considera ilegal. Muchas veces eso es lo que sucede, por eso es tan importante ser muy cautos y celosos de nuestra privacidad.

En cambio, si la información expuesta ha sido obtenida utilizando algún método como los que hemos repasado en el apartado anterior, el doxing es ilegal y quien lo lleve a cabo puede ser perseguido por la ley.

Legal o ilegal, es indudable que toda forma de doxing tiene una intención perversa que busca infligir algún tipo de daño a la persona que lo recibe. No hace falta irse muy lejos para comprobarlos. Está a la orden del día en Internet. De hecho, son muchos los periodistas, comunicadores, influencers, etc. que se dedican a estas prácticas en mayor o menor medida, propiciando que sus víctimas sean el blanco de burlas o bien objeto de ira por parte de otros. Lamentable.

¿Cómo protegerse del doxing?

Como ves, nadie está completamente a salvo de ser doxeado. Sin embargo, hay una serie de hábitos que podemos adoptar para minimizar los riesgos. Ya se sabe que siempre es mejor prevenir que lamentar. Algunas de las cosas que podemos hacer son estas, simple sentido común:

  • Cambiar regularmente las contraseñas, usando passwords complejos que combinen letras, números y otros caracteres.
  • No publicar ningún dato personal en ningún sitio de Internet.
  • Usar la configuración de privacidad en las plataformas o redes sociales que lo permitan.
  • Evita iniciar sesión en sitios como Facebook o Google desde ventanas emergentes.
  • No abrir links cuya procedencia no esté confirmada (el típico caso del correo spam o que contiene malware).
  • Asegurarnos de que nuestras llamadas y videollamadas sean privadas y encriptadas.

Pero, ¿qué pasa si llegamos tarde y ya estamos siendo víctimas del doxing? En ese caso, hay que actuar con contundencia para evitar males mayores. Estas son algunas de las acciones que debemos tomar:

  • Reportar y bloquear al doxeador mediante las herramientas disponibles de la plataforma en cuestión.
  • Tomar capturas de pantalla de sus amenazas.
  • Considerar suspender nuestra actividad en redes sociales durante un tiempo.
  • Alertar a amigos y familiares de que estamos siendo víctimas de doxing.
  • Informar al banco a fin de «blindar» la seguridad de nuestras cuentas y tarjetas.
  • En último extremo, cursar una denuncia ante la policía.

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